Si decides prepararlas de dos sabores, este es el momento de reservar la mitad de la bechamel en un cuenco. En este caso, divide la cantidad de embutido y de queso crema entre dos, para que las proporciones de los ingredientes queden intactas. Cuando termines con el siguiente paso y tengas la sartñén vacía, añades la bechamel reservada y repites la operación poniendo, en lugar del lomo, el jamón, el chorizo o el salchichón.
Incorpora el lomo picado y un poquito de tomillo y sigue moviendo sin parar. Cuando la masa se despegue de las paredes de la sartén y de la cuchara, añade el queso crema y mezcla hasta que se integre. Prueba y, si es necesario, pon una pizca de sal. A veces, por el sabor del lomo, no hace falta.
Vierte la masa sobre un recipiente amplio, extiéndela para que quede una capa fina y deja que se enfríe. Si vas a tardar en enrollar las croquetas, cubre la masa con un papel film para que no se haga costra por encima.
Prepara tres cuencos: uno, con la harina reservada (unos 25 gramos); otro, con pan rallado (unos 50 gramos); y, en el tercero, echa el huevo y bátelo.
Cuando la masa esté bien fría, haz croquetas con la forma que prefieras -las clásicas, alargadas, o bolitas, como yo en este caso- y rebózalas, en primer lugar, en la harina, sacudiendo bien el exceso. A continuación, pasa las croquetas por el huevo batido y, por último, por el pan rallado.
Si quieres congelar las croquetas (o unas cuantas), ahora es el momento. Colócalas en un plato o bandeja, bien separadas, y cuando estén congeladas, puedes pasarlas todas juntas a una bolsa, que ya no se pegarán. Así podrás ir sacando las que quieras cada vez.
Coloca papel absorbente sobre una fuente y déjala cerca de la placa de cocinar.
Prepara una sartén honda con abundante aceite de oliva. Yo suelo utilizar un cazo que, al ser más pequeño, permite ahorrar aceite. Echa las croquetas de pocas en pocas para que puedan moverse. Cuando estén doraditas, ponlas sobre el papel absorbente para que pierdan el exceso de aceite.
Sírvelas bien calientes, para que estén crujientes por fuera y cremosas por dentro.